domingo, 29 de enero de 2012

EVOLUCIÓN

De acuerdo a los conocimientos actuales no son factibles los viajes intergalácticos de ida y vuelta, ni planetas con vida de cualquier naturaleza. Tampoco hemos sabido dar explicaciones a miles de sucesos ni obras físicas de nuestro pasado, salvo de manera teórica discutible e inconvincente, pero que ha tranquilizado nuestra mente. Tampoco conocemos el origen del hombre, de la humanidad ni siquiera del ser humano (y me refiero al verdadero).

De acuerdo a lo anterior yo también tengo una teoría totalmente válida y a la cual me voy a dar con furia: en otro planeta habitado o tal vez ya desaparecido porque cumplió su ciclo de vida, de los miles de millones que hay en el Universo (y me quedo corto) partieron seres con destino a descubrir otros mundos. Con sus conocimientos estaban muy claros que no era posible el regreso a casa. En sus trayectos se ocurrieron varias generaciones que también iban evolucionando y almacenando su historia en sus libros de los libros. Fueron descubriendo en su ruta planetas con posibilidades de vida o con vida ya establecida, siendo uno de esos el nuestro.

Ocurrió en momentos en los que había posibilidades. Y por ese ir y venir de la relatividad que afecta al tiempo regresaban cuando ya la posibilidad era un hecho y habían florecido las semillas que habían sembrado. Así se podría entender ese decir: los dioses se unieron a los hombres, y esas discusiones entre hombres y dioses por un partido de dominó mal llevado, y que hayan bajado de las alturas a la que llamaban cielo. O de apariciones para entregar mensajes, pues había desconocimiento humano para el uso de transmisores inalámbricos.

Al igual que mis antecesores en teorías no tengo pruebas (porque si no dejarían de ser teorías), salvo mi poderoso cerebro racionalizador y humano, además de todo lo aprendido en mis más de cien años de existencia.

viernes, 20 de enero de 2012

SIEMPRE HE SIDO FELIZ*

Acabo de llegar de “laisla”. Fueron vacaciones que me dejaron sensaciones y sentimientos que antes no había tenido conmigo (después se volvieron fiesta). Vivía la preadolescencia.

Mi mamá siempre fue muy devota de la Virgen del Valle magariteña y cada septiembre (fuera por carretera, por lancha o por avión de hélice) también visitábamos a mi abuela… La mayoría de los orientales le rinden veneración (a la imagen, no a mi abuela).  Son fiestas religiosas que se volvieron populares, y que han ido cayendo en decadencia desde varios puntos de vista, salvo el fervor de sus tradicionales.

Primero el acto litúrgico de la misa seguida de la procesión alrededor de aquella plaza con el nombre del prócer de la zona (Santiago Mariño). Procesión acompañada con cantos al compás de banda marcial y muchas velas iluminando las creencias de los fieles. Terminado el cumplimiento del ritual empezamos otro: dar vueltas a la plaza, jugar en el parque mecánico, comer algún helado, cotufas o empanada de cazón. Un paseo familiar en la transición de la tarde a la nocturnidad, estrenando zapatos, camisa o alguna otra prenda.

Después dirigíamos nuestros pasos hacia alguno de los clubes que se armaban para la ocasión. Una vez seleccionado nos ubicábamos en alguna mesa. Muchos asistían sólo a bailar. Eran tiempos de obsequiar a las damas mientras el ritmo lo ponían orquestas contratadas. Mi bebida, refresco, la de los adultos… bueno, ya saben… Tres piezas equivalían al pasaje mínimo en un transporte urbano. Todos éramos invitados.

No sé por qué razón estiré mi brazo y la invité. Para mi fueron bailes de gala (por lo que diré al final sé que superé mi timidez y conversé con ella)... Mi madre fue una sola, de eso no tengo dudas. Me dejó (también dinero) para que continuara. Parte de esa inversión la utilicé en danzar con la hermana de mi “recuerdo”, pues este estaba “cansada”. Pero llegó el momento de la partida (la mía).

Fue corto también el tiempo y hay ciertas cosas que se agotan, por lo que decidí irme a casa. No sé si me despedí. Caminé la distancia. Por no haber sido mi época de mirar hacia arriba imagino el cielo con muchos puntos brillantes, unos titilando y alguno a paso raudo. A partir de aquel ahora la cotidianidad hizo presencia. En algunas lagunas a través de los años los recuerdos se hicieron presentes y hoy volvieron. Un nombre, Argelia; un lugar, La Asunción; y un bello rostro con un lunar que lo fijo en mi memoria.
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* Enviado al “I Concurso Internacional de Nano Literatura de Proyecto Expresiones” (15/09/2010)


viernes, 13 de enero de 2012

LA PRINCESA Y EL SIR

Del país de donde vengo, específicamente de mi condado, donde soy dueño y señor, las flores forman parte del diario vivir. Tanto así que los comerciantes hacen fiestas con ellas. Orquídeas, tulipanes... eternas invitadas a festivales y celebraciones. Hermosas representantes de la naturaleza sin ser exclusivas... Ya verán porqué lo digo…

No hay quien no las nombre, o las incluya en sus poemas como damas indiscutibles de sus discursos: rosas para la amada (o la amante), claveles para la madre, lirios para lo divino, margaritas para las conmemoraciones...

¿Y nuestras princesas…? Las reinas son adornos del rey, juguetes de la corte, ganancia del juego político… ¿Y las princesas? Hijas de los reyes, adoración del reino, joyas de la corona, protagonistas de las fantasías…

En mi constante cabalgar y mucho antes he convivido con una de esas princesas, una linda princesa.

La cayena, rosa del pueblo que ennoblece los caminos; que separa las aceras de los hogares; que facilita sus encantos para inducirnos a los paisajes del sueño y del descanso.

Cayena, rosa del folklore que en los cabellos de las mujeres resaltan sus bellezas en equilibrada armonía e intercambio.

Cayena, rosa “acolorada” que en variedades podemos encontrarte, pero que en mis recuerdos resaltas el rojo y la sencillez de tus pétalos.

Cayena, rosa del estacionamiento que en el patio de mi niñez y de mi adolescencia con tu sola presencia lo transformaste en jardín.

Cayena, rosa efímera que alimentaste aquel morrocoy que en su diario venir y regresarse recorría todo el hogar de mis ancestros.

Cayena, rosa nacional de algún país que para el mío eres solamente una flor popular, pero la princesa de mis expresiones, de mis recuerdos, de mi mundo…

martes, 10 de enero de 2012

SOUVENIR TROPICAL

Desde mi lugar de observación y una vez realizadas algunas compras puedo disfrutar de un hermoso paisaje: un cielo bloqueado por nubes bicolores. En lontananza una isla alargada y en cercananza otras más pequeñas que desde mi puesto miden menos de un jeme. La mar con su degradación que se aclara hasta romper las olas y convertirse en espumas que acarician con su llegada a la arena.

Arena que sobre sí acoge cocoteros, sillas de extensión, algas, vendedores de baratijas y de masajes, un puesto de salvavidas abandonado y a mí como centro del mundo…

Recordaba a mi “alto pana” y a una de sus ideas originales y que tiene que ver con la espera en los aeropuertos. Él propone un simulador igual a la cabina de pasajeros de los aviones como antesala de abordaje. Estaríamos cómodos con la sensación de ya estar por despejar. Unos camareros con sus carritos, revistas y films harían placentera la espera. Cuando al final debamos partir hacer igualmente el trasbordo. La atención personalizada no generaría gastos extras, quedando a nuestra discreción la propina…

Mi mente siguió su curso y recordé que a mi llegada registraron mi dactilar y chequearon mi identificación con el fin de reducir el acceso de delincuentes a la isla. Esto sólo en los aeropuertos por lo que para evitar presionar los dedos utilizan otras vías…

martes, 3 de enero de 2012

AGUA DE RÍO

Hace pocos días visité el castillo de mi alto pana. Como siempre me recibió con una amplia sonrisa. Conversamos mucho para finalmente y al analizar lo expresado concluir que fueron bagatelas. Me dijo que me sintiera cómodo, como si estuviera en mi castillo, que él iba a hacer algo que tenía pendiente. Le respondí: - Está bien, curiosearé y jorungaré por aquí y por acullá. No os preocupéis, evitaré dañaros o llevarme cualquier cosa (ya me sentía en mi castillo).

Mi “alto” se mudó de ropaje y en su carruaje el cochero lo condujo hasta la dirección que le indicaron.

Entre tanto me fui a la habitación en donde se procesan los alimentos. No recuerdo qué, pero en un sartén freía unas rodajas de carne que despedían un olor bastante agradable. Fui a la nevera, me serví medio vaso de agua fría con la otra mitad a temperatura ambiente, transformándola así, como por milagro, en “agua de río”… me doy cuenta de pronto que se podía quemar mi almuerzo, coloco mi vaso a un lado y atiendo la emergencia para evitar un descuido. Ya listo apagué el fogón y en un movimiento de giro tropecé el vaso… estuve todo el resto de la tarde recogiendo vidrios…