No soy fanático de los centros comerciales, ni puedo
negar que me gusta visitarlos: comprar algo, comer en la feria, ver algún film,
encontrarme con…
Ayer estuve en uno (en buena compañía). Nuestros
sentidos se dieron banquete, aunque no todos: los olores de los negocios de
comida, las imágenes de las vidrieras y aparadores, el subir y bajar las
escaleras mecánicas…
¡Un día diferente!