VIAJE VIKINGO

Dedicado a mis amigas Beatriz Campos, Noralis Ochoa y Sonia Fabis

Tomamos nuestros barcos vikingos y nos enrumbamos hacia frías montañas, grandes bosques. La placidez del mar permite una navegación tranquila. La brisa sopla y las velas retienen el aire que nos impulsa por buen camino. Allí tres fuerzas, tres horizontes para nuestra civilización en busca del Universo. Nuestras mentes se complacen con imaginar los destinos próximos que nos aguardan…

Una tierra con bosques y montañas que con sus verdes nos llenan el alma de esperanzas. Que brindan a nuestros ojos toda la hermosura de flores y prados. Aun con sus posibles estremecimientos seguimos pensando en su belleza. Aun con sus frías temperaturas solamente con contemplarlas nos sentimos felices…

Nuestra ruta es el mar, quieto unas veces, otras con olas que bañan las cubiertas. Con sus secretos bajo las aguas llenadoras de vida, dadoras de vida, vida. Sus profundos secretos despertando nuestra curiosidad. Su superficie transparente dejando ver corales, peces cual arcoiris, piedras de miles de formas…

Cuando el calor abraza la brisa refresca y nos señala posibles rumbos. Su voluntad da formas a las nubes que distraen nuestros tedios. El viento amedrenta navíos, inclina mástiles, deshace lo hecho. Con suavidad se lleva nuestros pensamientos que tocan buen puerto antes que nosotros…

Hemos sido favorecidos del Gran Odín. El horizonte nos muestra paisajes de nunca olvidar. Las naves flotan en aguas tranquilas mientras el viento nos canta susurros…