miércoles, 25 de abril de 2012

LA BODA


En una de mis tantas cabalgatas por el pasado asistí al matrimonio de un “alto pana”, un hombre excepcional que tres años de su vida (por desgracia los últimos) dedicó a que los seres humanos encontraran el mejor camino para vivir… No era un hombre con grandes riquezas ni un ser miserable. Era sencillo, hijo de padre y madre, humano y hermano…

Después de miles de años su mensaje permanece, aunque tergiversado por muchos imperios e ¿ignorados? por otros… Bueno, como dije al comienzo, estuve en su boda. Una celebración espectacular: “botaron la casa por la ventana”… Hubo un momento cuando las “bebidas espirituosas” se acabaron. Entonces mi “alto pana” dio instrucciones de ir a las vinaterías cercanas por más. Que nos lleváramos las vasijas vacías del agua y que las llenaran con el mejor vino. Así se hizo. La acción formó parte de la fiesta, y por eso también nos divertimos. Al regresar con las compras para el pana (bueno, para todos) le dije: acabas de convertir el agua en vino… Todos reímos de la ocurrencia.

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